< Anterior | Contenido | Proxima >
El fósforo (P) presenta una movilidad reducida en el perfil de suelo. Salvo en excepciones, donde en la textura del suelo predomina la arena e históricamente se han aplicado grandes cantidades de P
(como consecuencia de la adición continua de enmiendas organicas), este nutriente queda firmemente retenido a los minerales del suelo. Esta condición implica que la localización del nutriente en el suelo sea relevante, ya que este debe encontrarse al alcance de las raices.
Dada la baja movilidad del P dentro del suelo, es posible fertilizar con el total de la dosis necesaria antes del momento del trasplante. Los mecanismos de fijación de P que presenta el suelo, hacen recomendable que en suelos de baja disponibilidad (>30 ppm) sea recomendable aplicar el nutriente en hilera bajo o al costado del cultivo al momento de construir el camellón y no al voleo, como se realiza tradicionalmente.
Las hortalizas de hoja por lo general presentan niveles de P en el tejido de 0,6% (base materia seca). Si con esta información se calculase la extracción mediante una ecuación similar a aquella presentada para el N, se tendria que la extracción por ciclo productivo es de l5 kg P/ha o 30 kg P/ha.
La baja extracción calculada no debe ser interpretada como un bajo requerimiento de fertilización. Como indicación general pueden establecerse los siguientes criterios¦
1. Si el contenido de P–Olsen es menor a 20 ppm aplicaciones localizadas de l50 kg P2O5/ha (en hilera de cultivo o en camellón) deben ser realizadas an– tes del trasplante.
2. Si el contenido de P–Olsen esta entre 20 y 40 ppm, con aplicaciones localiza– das de l00 kg P2O5/ha seran suficientes
3. Con valores superiores a las 40 ppm de P–Olsen pueden ser realizadas apli– caciones del l00 kg P2O5/ha al voleo e incorporadas durante el laboreo cada dos años.
En suelos que presentan niveles muy bajos de P disponible, las aplicaciones de P necesarias para lograr niveles de producción óptima pueden ser muy altas, por lo que es importante realizar
pruebas para verificar la respuesta del cultivo a dosis crecientes de fertilizantes fosfatados.
Los contenidos de P del suelo deben ser monitoreados año a año, realizando un analisis de suelo de forma similar a la descrita para nitrógeno. El P presenta un efecto residual importante que puede durar hasta dos o tres años. Por tanto, es necesario vigilar que los niveles de P se mantengan en el tiempo y no ocurra una disminución progresiva del nutriente. Si esto ocurriese producto del manejo, se recomienda la realización de aplicaciones de P al voleo e incorporación posterior estableciendo un plan de aplicaciones progresivas año a año.
A nivel nacional existen herramientas económicas que apoyan las aplicaciones de P, tanto como corrección del nivel del suelo, asi como de mantención de la cantidad extraida por los cultivos. Se recomienda al agricultor observar y conocer los planes del Sistema de Incentivo para la Sustentabilidad Agroambiental de los Suelos Agropecuarios (Ley 20.4l2, Ministerio de Agricultura).