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Curso de Produccion de Lechugas

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7.2.2. Calidad quimica y biológica del agua de riego

Los aspectos de calidad del agua de riego se relacionan con la conservación del recurso suelo y la mantención del equipo de riego en óptimas condiciones. Tambien, la calidad quimica y biológica del agua cobra especial relevancia de manera de responder a mercados internacionales cada vez mas exigentes, sometidos a regulaciones de trazabilidad en la cadena productiva.


En el agua de riego pueden estar disueltas una serie de cationes (calcio, Ca 2+; sodio, Na+, magnesio, Mg2+, potasio, K+) y aniones (cloruro, Cl–; sulfato, SO42–; – 2–

carbonato, CO3H ; bicarbonato, CO3

3 que se van acumulando en el perfil de suelo.

El uso regular de aguas salinas contribuye a aumentar la salinización del suelo y la consiguiente disminución de la productividad del cultivo. La salinización del suelo determina el incremento del potencial osmótico del mismo, con lo cual se dificulta la capacidad de absorción de agua por parte de las raices del arbol. Por otro lado, salinidad con alto contenido de sodio y bajo en calcio induce problemas de estructuración del suelo, que reduce la infiltración de agua en el suelo y puede llegar a causar obstrucción en equipos de riego localizado.


La evaluación de la calidad del agua se hace por medio de un analisis quimico, fisico y biológico, a partir de una muestra de agua de riego. Los principales parametros que definen el riesgo del uso de un determinado tipo de agua son¦ el contenido salino © expresado en g/L y la conductividad electrica (CE) en dS/m CC = 0,64 > (E). A partir de estos parametros se evalua el riesgo de salinización de un suelo regado, siguiendo las recomendaciones de FAO (Ayers y otros, l987) incluidas en el Cuadro 7.l.


En general, con contenidos mayores a 2 g/L o con conductividad electrica mayor a 3 dS/m, los problemas de salinidad pueden ser muy graves. En este caso, deben implementarse medidas de manejo tales como lavado frecuente de sales.


Cuadro 7.l. Niveles de riesgo de salinización a partir del contenido salino y la conducti– vidad electrica del agua de riego (Ayers y otros,

l976).


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Se ha comprobado que con salinidad en el agua por sobre l dS/m, se reduce el crecimiento y rendimiento del cultivo de lechugas y puede contribuir a la formación de un area salinizada en la superficie del suelo. Por su parte, la salinidad por sobre 2,l dS/m en la pasta saturada del suelo puede reducir el rendimiento en lechugas. En estos casos, se necesitara aplicar una fracción de agua adicional a los requerimientos de evapotranspiración (fracción de lixiviación) que puede ascender a 30% o mas de la demanda evapotranspirativa. Cabe señalar que el cultivo de lechugas es mas sensible a la salinidad durante la germinación y trasplante.


Por otra parte, a pesar del filtrado riguroso a que se somete el agua de riego en sistemas presurizados, siempre persisten sólidos en suspensión, sustancias disueltas o microorganismos contenidos en el agua de riego que escapan a esta barrera. De esta forma, el material en suspensión puede provocar obstrucciones en los emisores de riego localizado. Estos materiales pueden clasificarse de acuerdo con el riesgo de obstrucción, en función de su concentración en el agua de riego, como lo muestra el Cuadro 7.2.

Cuadro 7.2. Riesgo de obstrucción de emisores de riego, de acuerdo con las caracteristicas fisico–quimicas del agua de riego (Ayers y otros, l987).


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Ademas del criterio fisico–quimico, la calidad microbiológica del agua es de gran importancia tanto para el mercado nacional como internacional.


La Norma Chilena (NCh l333) clasifica como apta para riego al agua con concentraciones menores a l000 coliformes totales por l00 mL, destinadas al cultivo de verduras y frutas que se desarrollen a ras de suelo y que habitualmente se consumen en estado crudo (Nissen y otros, 2000). Este criterio se ajusta al de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque difiere de las legislaciones de paises desarrollados. Por ejemplo, la norma japonesa considera agua apta para riego al agua con concentraciones menores a 50 coliformes totales por l00 mL de agua, en tanto la del Estado de California debe contener menos de 2,2 coliformes totales por l00

mL para el riego de cultivos.